Transubstanciación política

Los analistas, tertulianos, periodistas y opinadores han analizado los resultados electorales a partir de los resultados. ¡Qué fácil!. Todos tienen razón porque parten de unos hechos probados, pero nadie habla del otro lado del espejo público, el lugar que está detrás del azogue, del mercurio que convierte el cristal en reflejo de uno mismo.

Madrid, qué bien resistes los embates del nacionalsocialismo gracias a la esfinge, leona alada, una nueva Juana de Arco que atrincherada defiende, como una esbelta Agustina de Aragón al pie del cañón, los golpes de las huestes de la izquierda. Ahí está la insigne Isabel Díaz Ayuso, la heroica, cerrando la Puerta de Alcalá al paso de los instigadores codiciosos del odio a Madrid.

Tan campeadora como el otrora Díaz de Vivar, ha encendido la mecha para arrinconar a Pedro y Pablo que ahora deberán retirar sus mesnadas de las atribuladas defensas de Madrid.

En estos momentos, no hay mayor orgullo que ser facha, tabernario, porque la substancia política se ha transformado en otra, la izquierda en derecha, el oprobio a la figura de la presidenta en aprobación a su gestión, el destino en futuro.

Ayuso no está casada con Casado. El matrimonio lo ha celebrado con los madrileños para vivir “a la madrileña”, si, para vivir y tener la esperanza de recuperar el espacio político, económico y social que necesitamos. Los votantes han abierto la ventana de la libertad sin ira, son gente que tan solo pide vivir su vida, sin más mentiras y en paz.

No existe un camino fácil porque los enemigos de España quemarán las naves en su huida y aún muchos sufrirán sobre la tierra quemada que por venganza, soberbia y egoísmo dejarán tras de si, pero menos mal, ya me he transubstanciado porque habiendo nacido de izquierdas me siento orgulloso de ser ahora facha. La moral y los valores humanos nos pertenecen. Por fin las parcas, Cloto que teje, su hermana Láquesis mueve la rueca y Átropos corta el hilo de la vida. Deseaban escribir nuestro destino y ahora comienzan su retirada de los yermos campos de batalla. ¡Viva Tabarnia en Barcelona!, ¡Viva Tabernia en Madrid!