OPINIÓN
Imanol Arias, el hombre tranquilo
Por un error con Hacienda ha perdido todo lo que tenía, pero promete pagar hasta el último céntimo de su deuda de 5 millones de euros
Como El Lute, personaje que interpretó magistralmente en la película “Camina o revienta”, Imanol Arias siempre recordará los días sin pan y las noches sin cama. Cuando llegó a Madrid dormía en las estaciones del Metro y se desayunaba con un trago de agua de una fuente pública. Su amigo y compañero Juan Diego le buscaba trabajos de extra en cualquier rodaje o de figurante en alguna comparsa teatral. Y llevaba a las productoras de cine fotos de “Manu”, o sea Manuel María Arias Domínguez, aspirante a la fama, que por entonces tenía 19 años y pasará a la historia del cine. Eran tiempos de miedo y esperanza para todos. Corría el año 1975 y el régimen político de España iba a dar un vuelco total. Imanol, (Manuel en vasco), había dejado colgada en la ciudad guipuzcoana de Éibar la carrera de Maestría Industrial y, a pesar de la oposición de su familia, se presentó en Madrid, ilusionado, seguro de sí mismo, sin dinero, las manos en los bolsillos, dispuesto a cumplir su vocación de actor. También dejó en Euskadi su primer amor. Se llamaba Ana y la había conocido en 1973. Ella lo esperaba en Érmua, la villa vizcaína donde Imanol pasó infancia y adolescencia. Los Arias llegaron a Érmua procedentes del pueblo leonés de Riaño. Una vez que “Manu” encontrara trabajo en Madrid, se reuniría con Ana para iniciar juntos y enamorados una vida nueva.
Pero el demonio también jugó su baza y Ana murió en accidente de coche en 1977, cuando Imanol todavía luchaba por ser conocido en los ambientes artísticos. Lo conseguiría un año después al ser contratado por el Centro Dramático Nacional para intervenir en tres obras de teatro. Ahí comenzó la escalada de Imanol Arias, hasta convertirse en el actor mejor pagado de España y digno sucesor de los legendarios Francisco Rabal y Fernando Fernán Gómez, dos colosos de la interpretación.
Ante un juez en la audiencia nacional
El trago más amargo de su vida, tierra trágame, vergüenza que sonroja, la pequeñez de una persona envuelta en una acción reprobable. Eso sufrió Imanol Arias cuando fue llamado por un juez de la Audiencia Nacional para pedirle aclaraciones de algo que el actor no comprendía, algo que lo sobrepasaba, algo de lo que no era culpable, aunque sí responsable: un delito fiscal. Imanol Arias cometió un gran error. Había escuchado los cantos de sirena de unas personas que se ofrecieron para llevarle sus cuentas y ahorrarle mucho dinero a la hora de pagar impuestos a Hacienda. Les respondió que no quería nada ilegal. Le prometieron que todo era correcto. Pero se trataba de ingeniería financiera, empresas pantalla y negocios en paraísos fiscales. Sin perder la serenidad, Imanol respondió al juez que le habían engañado, pero que aceptaba su responsabilidad y devolvería hasta el último céntimo. Le reclamaban cinco millones de euros correspondientes a las ganancias no declaradas entre los años 2005 y 2014, más los intereses y la multa. No se inmutó cuando conoció la magnitud de la deuda. Lo vio todo lógico.
-Lo que más lamento es verme envuelto en un asunto tan deplorable. Yo jamás he ocultado ni un euro y acepto como una obligación social el pago de impuestos por muy altos que sean.
Igual que Imanol, su “esposa televisiva” Ana Duato también cayó en las redes de los expertos en defraudar. “Me siento engañada y traicionada” dijo la bella Mercedes de “Cuéntame cómo pasó”.
Es curioso que Imanol y Ana, la pareja de actores con más química que ha salido en la televisión, también vayan de la mano en esta desagradable aventura. Los dos realizaron su primera interpretación juntos en una serie de 1997 que se titulaba “Querido nuestro”. Luego encarnaron al matrimonio del premio Nobel Severo Ochoa y su mujer, Carmen, en otra serie. Y finalmente en “Cuéntame”.
Para hacer caja y evitar embargos, de acuerdo con la autoridad judicial, Imanol Arias ha vendido todo su patrimonio inmobiliario: un chalet de lujo en la costa gaditana, un piso de 300 metros cuadrados con tres plazas de garaje, y cuatro viviendas más en Madrid. Aunque la época para vender no es buena, lo que ha obtenido por ello, más el dinero en metálico de sus cuentas corrientes, ha servido para minorar considerablemente su agujero con la Agencia Tributaria.
-Soy de una familia sencilla y trabajadora, me crié sin excesos, he pasado hambre y no tengo apego a la opulencia, aunque me maravilla lo rápido que aprende uno a gastar cuando se gana mucho dinero. Pagaré todo lo que debo, hasta el último céntimo. Afortunadamente hay mucho trabajo y me siento fuerte y con ganas.
Jon y Daniel, los hijos que tuvo Imanol con Pastora Vega, fueron los primeros que se ofrecieron para ayudar a su padre. Tienen buena cartera de trabajo, especialmente Jon, quien a sus 30 años está considerado uno de los galanes de cine con más proyección para los próximos años.
La familia sigue unida
Cuando Imanol Arias y Pastora Vega anunciaron en 2009 su separación matrimonial amistosa, dejaron bien claro que no querían perjudicar la vida afectiva de sus hijos. Jon contaba entonces 22 años y Daniel, 8. Y lo han cumplido. Son padres ejemplares que se reúnen con ellos en muchas ocasiones, por ejemplo cuando cumplen años.
Pero nunca se ha conocido la causa de la separación de Imanol y Pastora. Si han existido terceras personas han quedado ocultas tras un pacto de silencio. Ha sido la única ruptura que recordamos en que ambos se han mostrado como si aquí no hubiera pasado nada. Es más, daba la impresión de que estaban más felices que nunca, que se habían quitado un peso de encima.
Fue Pastora la que primero anunció que había rehecho su vida sentimental. Apareció en las revistas del brazo del actor Juan Ribó, con quien estuvo cuatro años, hasta 2014. Por su parte, como si se tratara de algo que ya existía, surgió el flechazo de la guapa diseñadora Irene Meritxell e Imanol Arias, que siguen juntos a pesar de un bache de seis meses distanciados, viviendo él en Madrid y ella en Miami. Y se ha dado el caso, no hace mucho, de que Imanol e Irene, y Pastora con su actual novio, el actor argentino Darío Grandinetti, los cuatro bien avenidos, posaron sonrientes ante las cámaras de televisión y prensa. Fue en el estreno celebrado en Buenos Aires de la película “Despido procedente”, interpretada por Imanol y Darío, que se han hecho buenos amigos. Así da gusto. Imanol Arias, que siempre contesta educadamente a los periodistas, dijo a los colegas argentinos:
-Pastora, además de excelente persona y actriz, es la madre de mis hijos y quiero para ella todo lo que la haga feliz.
Indudablemente, los 25 años de vida en común no se pueden borrar de un plumazo. Pastora es para Imanol la mujer de su vida. Y él para ella, lo mismo. Cuando se conocieron “sufrieron” un enamoramiento tan fulminante que se fueron a vivir juntos el mismo día. Cada uno llevaba un matrimonio fracasado a sus espaldas. Imanol estuvo casado con la actriz Socorro Anadón durante un año en 1982. Y Pastora, tras acabar la carrera de Derecho, contrajo matrimonio con José Ollet, de quien se divorció a los pocos meses.
Aunque con problemas, para Imanol Arias, de 61 años, la vida sigue. Le queda mucho camino por delante. Pero lo andará.