OPINIÓN
Sonsoles Ónega, nueva figura de la televisión
Novelista, cronista parlamentaria y madre de dos hijos, su programa “Ya es mediodía” es un éxito en Tele 5
La suya fue una aparición repentina en Tele 5. La veíamos, desde tiempo ha, hablando de proyectos de ley, comisiones de investigación, turnos de réplica y demás labores con que pasan las horas sus señorías en el Congreso de los Diputados. Sonsoles Ónega Salcedo, muchas veces aterida de frío, con su flequillo ladeado y tan inconmovible como los dos leones que la escoltaban, nos contaba la última hora de lo que habían decidido los padres de la Patria. Crónicas del Parlamento muy medidas, rápidas, exactas. Daba la impresión de que Sonsoles era una periodista-máquina. Pero no. Nos tenía engañados. Cuando los directivos de Tele 5 le ofrecieron este verano un programa en directo de actualidad titulado “Ya es mediodía”, sacó de la mochila desenvoltura, genio y sonrisa, y preguntó:
- ¿Para cuándo?
- Para ya-le contestaron.
La noche del 14 de junio no pudo pegar ojo. Al día siguiente se emitiría el primer programa. Consciente de lo que se jugaba, analizó la situación punto por punto, estudió el alcance y la importancia de semejante oportunidad y al final, espontáneamente, le salió la fuerza y seguridad que tiene en sí misma. A sus 41 años no había conocido ningún fracaso. Desde el 2000 en que comenzó en la televisión CNN, donde coincidió con Letizia Ortiz Rocasolano, entonces brillante periodista y hoy reina de España, ha ido creciendo como persona y como profesional. Ha publicado cinco novelas, ha obtenido varios premios y, de tanto trabajo, acaba las semanas “en coma”, según sus palabras.
Tiene muchos puntos en común con Beatriz, la heroína de su novela “Nosotras que lo quisimos todo”, publicada hace tres años. Sonsoles es madre de dos hijos; esposa de un marido abogado a quien, como a la mayoría de los hombres, no le hacen mucha gracia los trabajos caseros; escritora por las noches y los fines de semana; y ahora presentadora de un programa diario en directo.
- Coincido en un 90 por ciento con Beatriz, la protagonista. Es una mujer casada con un dentista, madre de dos hijos, que recibe una propuesta fabulosa para trabajar en Hong Kong. Su marido no la sigue porque no puede perder a sus clientes. Sus hijos tampoco van a quedar sin su madre al lado siendo pequeños…Entonces busca una tercera vía para conciliar trabajo y vida familiar, pero es imposible. Yo, en mi vida real, voy de cabeza y comparto su manera de sentir y de estar en este mundo atropellado. Así que Beatriz termina con la conclusión de que a las mujeres de hoy día nos han engañado. Nuestras madres y nuestras abuelas, que soñaban con libertad y trabajo fuera de la cocina, vivían más tranquilas que nosotras, que estamos al borde de la desesperación y resistimos a base de pastillas.
- ¿Qué se le ocurre a Sonsoles para salir del atolladero?
-Tenemos que hacer una pequeña cesión de soberanía, sobre todo con los críos. En la titánica lucha de educar a los hijos, debemos estar los dos, padre y madre. Yo, por estar en la lucha profesional, he tenido que renunciar a tener más niños. Recomiendo a las madres que, cada noche, cambien la cuna de lado, una noche junto al padre y otra, junto a la madre. Hay una gran desigualdad en el trabajo casero. Las mujeres dedican cinco horas más que los hombres al hogar. Esto es el gran timo del siglo XXI.
Las chicas en televisión
La irrupción en masa de las chicas en las facultades de periodismo, que comenzó allá por los años 70 del pasado siglo, cuando en las redacciones de los periódicos y emisoras de radio o televisión reinaban los hombres, ha ido generando promociones y promociones de mujeres que han conquistado el mundo de la información. Este cambio, ganado a pulso por las chicas, es más notorio en la tele. Los programas más seguidos los manejan ellas y los defienden con uñas y dientes. En un breve repaso vemos en pantalla a extraordinarias comunicadoras como Ana Rosa Quintana (62 años), Gloria Serra (53 años), Susanna Griso (48 años), Mamen Mendizábal (42 años), Cristina Pardo (41 años), Sonsoles Ónega (41 años), Ana Pastor (40 años), entre otras muchas. Todas son “listas, guapas y estilosas”, como dicen en Antena 3. Y les ha costado mucho llegar arriba. Nos decía un profesor de la vieja Escuela Oficial de Periodismo que “a los 20 años de profesión empieza uno a ser periodista y cuando se jubila, todavía queda mucho por aprender”.
Sonsoles ha sido propulsada al éxito en un buen horario. “Ya es mediodía” se emite mientras millones de personas almuerzan en sus casas o en restaurantes. Con tanta audiencia, en una semana o triunfaba o fracasaba. Haciendo un alarde de frescura y espontaneidad agarró a la fiera, se colocó en leve escorzo ante la cámara y dijo “sea lo que Dios quiera”. Sonsoles era conocida como “la hija de Fernando Ónega”, pero ahora Fernando es conocido como “el padre de Sonsoles”. Vaivenes de la fama.
Imprescindible hablar de Fernando Ónega ya que es para muchos colegas el número uno. Ha logrado lo más difícil que hay en el periodismo: el respeto de la profesión. Sus opiniones, ecuánimes, ponderadas, no dejan escapar ningún detalle. Sus hijas, Cristina y Sonsoles, dicen que, para ellas, su padre es “el libro de instrucciones” cuando necesitan hacer alguna consulta o pedir un consejo. Excelentes comunicadoras las dos hermanas, llevan en su ADN el rigor y la objetividad, divisa profesional de la familia. Sonsoles dedica a su padre estas palabras: “No puedo hablar de él sin pasión. Es el mejor analista político que tenemos, templado y ecuánime”.
La reina Letizia fue a su boda
Cuando un día de hace más de medio siglo Fernando Ónega hizo la maleta y abandonó su aldea natal, la parroquia de San Salvador de Mosteiro, en el concejo lucense de Pol, se trajo a Madrid las ilusiones profesionales de su mocedad y la morriña que el escritor Otero Soliño define como “la amargura, el encogimiento del alma que experimenta un gallego cuando abandona temporal o definitivamente su tierra”. Esa morriña la transmitió Fernando a sus hijas, que, aunque nacidas en Madrid, visitaban con frecuencia la casa familiar de Mosteiro, “que recuerdo siempre con inmenso cariño”, dice Sonsoles.
Sonsoles conoció en Madrid a un abogado, Carlos Pardo Sanz, también de ascendencia gallega, con quien se casó el 12 de Julio de 2012. Como Galicia tiene embrujo especial, hubo consenso entre novios y sus familias para celebrar la boda en Compostela. Fue en el Pazo de San Lorenzo. Y con unos invitados egregios: los Reyes de España. Hay que recordar que cuando se casaron Felipe y Letizia, Sonsoles firmó como una de las testigos de la novia. La amistad que labraron las dos en la emisora de CNN, cuando iniciaron juntas el camino del periodismo, se mantiene intacta, aunque lógicamente en el terreno personal. En público, Sonsoles trata a Letizia de Majestad, pero en privado la tutea. Y cuando le piden una opinión acerca de la Reina, no tiene dudas y desde el mayor respeto, afirma:
- Creo que está haciendo muy bien su trabajo y representa perfectamente a nuestro país. Que yo sepa nunca ha cometido un error y eso hay que valorarlo. Excelente madre y esposa, está muy enamorada del Rey.
Dicen las crónicas que Sonsoles iba guapísima el día de su boda. Vestía un vestido blanco de gasa con escote “palabra de honor” y daba el brazo a su padre y padrino Fernando Ónega, mientras el novio llegaba junto a su madre y madrina, doña Marina Sanz. Letizia, bellísima, lució un vestido en gasa de seda en tonos malva y chal color caramelo. Entre más de doscientos invitados destacaron doña Soledad Salcedo, primera esposa de Fernando Ónega y madre de Sonsoles, Luis del Olmo y Joaquín Prat junto a sus esposas, Alejandra Prat con su marido y muchas compañeras de trabajo de la novia.
Pero regresemos al presente de nuestra protagonista.
- ¿Le queda tiempo para continuar escribiendo novelas?
- Mi vocación literaria es más fuerte que ninguna otra. No puedo parar. Tengo varios proyectos y los voy a sacar adelante.
El último éxito de Sonsoles ha sido ganar el XXV Premio Fernando Lara de novela que recibió en el Real Alcázar de Sevilla por su obra “Después del amor todo son palabras”, una historia real de la Guerra Civil española contada magistralmente.
- No estoy dispuesta a que me arranquen ninguna de las etiquetas que me definen como mujer, como madre y como profesional.
Sonsoles Ónega, una periodista purasangre.