OPINIÓN
Encima tendremos que agradecerles que no le hayan dado el puesto de Secretario a Bárcenas
Los sufridos votantes de centroderecha acabamos de vivir una cruenta batalla entre los chiquilicuatres de Casado y los tabernarios de Ayuso. A cada hora del penúltimo fin de semana de febrero los hados titubeaban ante los grotescos argumentos de los dos bandos de la infantil refriega; haciéndonos imposible explicar por qué el sábado a primera hora, los 300.000 € de comisiones del hermano de Ayuso parecían decantar la batalla mediática hacia el adusto Teo, mientras que a media tarde, renombrados penalistas, siempre expertos en defender lo contratado en las minutas de sus clientes, nos ilustraban en porque la lucha contra la corrupción no podía hacerse malversando el presupuesto de una dirección general de Almeida y el lobbista Carromero.
El domingo ya se vislumbraba que fuerzas tan incongruentes e inexpertas eran incapaces de resolver la trifulca, y que el desenlace más deseado por los españoles era el mismo que el que los villaodonenses anhelamos para las cotorras de la casa de Godoy. Mas, a media tarde del domingo entraron en la liza los fontaneros y tesoreros de Génova, quienes liderados por el jurásico González Pons, ex-consejero de Camps el de los trajes, concluyeron tras arduos debates bizantinos que la obligación de todo buen pepero era adorar la ausencia de mácula de la nueva Theotokos Isabel Virginal Ayuso y confiar la reconquista de España al beato compostelano Feijóo.
No vamos a negar que durante una semana muchos de los antiguos simpatizantes del PP viéramos, en el nuevo escenario sin chiquilicuatres, con los tabernarios amilanados y con un severo y experimentado Feijóo al timón, una oportunidad de reflotar el proyecto de derecha madura y solidaria que alguna vez quisimos discernir en este partido. Por muy fuertes que sean los cantos de sirena del partido testosterónico, un partido europeísta y cristianodemócrata siempre nos evitan las payasadas próximas a potenciales genocidas como Putín, tanto en el grupo de Salvini, como en el grupo Inter-economía.
Pero al comenzar marzo ya se percibió que poner nuestras esperanzas en un proyecto viejo y caduco siempre tiene sus riesgos. Qué cara se le tuvo que poner a la dicharachera diputada Álvarez de Toledo cuando, tras posicionarse ostentosamente en redes y medios contra las artimañas de Casado, comprobó que la primera beneficiada de la destitución del presidente fue la incompetente Cuca Gamarra; aquella en la que el bisoño Teo confió su decapitación como portavoz parlamentaria, y todo para encadenar decepciones en cada pleno de la Carrera de San Jerónimo, entonces y ahora.
Y esa misma frustración sentimos muchos de los votantes de centroderecha de Villaviciosa de Odón cuándo unos pocos días después recibimos nuestra particular dosis de decepción definitiva, la ricina que ya solo nos proporciona el PP, y que se constató al conocer la nota de prensa del nombramiento del comité organizador del congreso de exaltación de Feijóo a los altares populares.
Cuidado que hay indecorosos a mansalva en el PP, de todos los charcos y colores posibles, desde Naseiro hasta Sepúlveda, actualizado en los Ayuso, pero de entre todos ellos no hay otro al que encomendar la secretaría del congreso que al ínclito Juan Carlos Vera, fontanero experto en sumideros y colectores genoveses, el galán de Yolanda Estrada, nuestra particular timonel del proceso de miserabilización del PP de Villaviciosa, la impulsora de la microcarrera política del óptico Martín Galán, y de la definitiva ruina de nuestro gobierno municipal.
No hay duda, es el momento de crear una alternativa local que aleje nuestro dinero y patrimonio de este albañal •