La estafa piramidal política

Tras leer las cuentas anuales de Villaviciosa que publica el Ministerio de Hacienda observo unos gastos de 15 millones anuales en salarios, 60 millones cada legislatura. Verdad verdadera como diría un niño. No hace falta tener mayoría de edad para hacer un simple cálculo aritmético. Con este coste podríamos poner dos satélites grandes en órbita geoestacionaria, por ejemplo.

Para cuadrar las cuentas, los ingresos vienen del castigo impositivo a los vecinos que ponen, ¡Martín, Martín!, 64 millones en impuestos directos y con otros 2 en multas. ¡Es fantástico!. Del Estado, recibimos 35 millones. ¿Y dónde va todo este dinero?.

El presupuesto en Villaviciosa es un trampantojo, esa ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndola creer que ve algo distinto a lo que en realidad es. El Ayuntamiento es una fábrica de tesorería: acumula como el avaricioso Tío Gilito, quitando de donde hace falta e invirtiendo cantidades ridículas en partidas donde los vecinos somos los beneficiarios: 16.000 euros en servicios asistenciales 48.000 en educativos, 36.000 en transporte durante una legislatura... ¡ya te vale!.

Los políticos y el equipo de gobierno, ya sean de una banda o de otra, son los que gestionan esos dineros. No existe responsabilidad sobre lo administrado. Tanto dinero entra que no les da tiempo a darle salida mientras gastan su tiempo y el nuestro en intercambiar mociones en los plenos. Las mismas mociones se aprueban una y otra vez como los trileros. Dejar hacer, dejar pasar...

Nuestra Villa tiene guardado el dinero para no se sabe qué. Seguimos con el CITO visible como un monumento a la necedad, el MATADERO como una esfinge de la estulticia, el VAILLO como un ejemplo de la desertificación, sin una oferta de vivienda, sin empleo, sin pan.

Es verdad que cada cuatro años se apresuran a asfaltar calles aquí y allá como si todos tuvieran coches, ponen flores primaverales y se consumen los últimos dineros públicos, no se vayan a perder la oportunidad de rascar unos cuantos votos para seguir rascando los bolsillos y vuelta la burra al trigo, para ocupar otra vez el trono.

La estafa PONZI es un truco piramidal que hace creer a una base de electores que votando a los de arriba pueden llegar a ser parte de la casta política y obtener beneficios por el simple hecho de creer en sus promesas. Los oportunistas y charlatanes campan a sus anchas, pero tras las bambalinas los actores se ríen del engaño mientras el público subvenciona con sus votos sus obras.

Solo apelando a la inteligencia de los villaodonenses como personas listas, emprendedoras, trabajadoras y generosas, solo con los vecinos que tienen la cabeza bien amueblada y a los que no se les puede seguir engañando, sería posible transformar esta situación•

Fdo: Andrés Niporesas