SOCIEDAD
Diego Peinado Lozano, un empresario en el que destaca su lado humano
Hoy tenemos la oportunidad de conocer a nuestro vecino Diego Peinado Lozano, empresario del transporte que de la nada creó una empresa que sin duda es un referente en el mundo del transporte.
Cuando nos citamos para la entrevista lo primero que nos llamó la atención fue su sencillez, llegó a bordo de un utilitario, vive en un chalet adosado en Villaviciosa desde el año 1990, aunque su casa la compró en 1986. Es un enamorado de su profesión y a sus 76 años recién cumplidos sigue teniendo la misma ilusión que el primer día que se subió a un camión.
Diego nació en Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, el 8 de febrero de 1946.
Nos cuenta que su familia tenía una bodega, un bar en la estación de autobuses y un camión que su padre, junto con su tío, regentaba.
Con 12 años dejó la escuela para trabajar de ayudante en el camión de su padre, camión de 12 toneladas en el que recorrió toda España. A partir de los 13 años (1959) su padre cambio de chofer y él conducía por la noche, sin carnet, para que el camión no parara y sin que se enterara la Guardia Civil.
Nos cuenta que desde entonces admira a la Guardia Civil ya que siempre estaban cuando se les necesitaba, no así la Policía Nacional de entonces, que solo aparecía para cobrarse su peaje particular, cinco duros de entonces en cada control. “La Guardia Civil siempre nos ayudó cuando lo necesitamos”. Conoce todos los mercados principales de España, y también a los “comisionistas” que eran con los que contratabas las cargas de retorno, y que se llevaban del 8 al 10% de comisión. Madrid era la plaza más cara.
En el año 67, con 21 años, se sacó el carnet de conducir pero por motivos familiares dejó la empresa para trabajar para terceros hasta que se fue a la mili. Poco después el camión familiar se vendió como chatarra. En esos momentos sus padres y su hermana se vinieron a vivir a Madrid, a la calle Bravo Murillo. “Los negocios familiares que teníamos en Villanueva de los Infantes se los quedó el marido de su tía”.
En la mili, y como ya tenía todos los carnets de conducir, me ficharon como instructor de la escuela de conductores del Ejército.
Como anécdota en el campamento de la mili nos cuenta que un tórrido día de verano toledano se murió el arzobispo primado de Toledo, el día del Corpus, por lo que a los soldados que estaban rebajados de servicios les pusieron a hacer guardias. A él le tocó hacer guardia en un campo de fútbol de la Academia Militar desde las 4 a las 6 de la tarde con una torradera impresionante y dentro de una garita, el calor era tan asfixiante que decidió desnudarse, y cuando faltaba un cuarto de hora para el cambio de guardia apareció un jeep con el teniente de guardia. “Me libré del arresto por que en el campamento trabajé de conductor de víveres y todos me conocían”.
Cuando salió de la mili comenzó a trabajar para una empresa de transporte de frutas y verduras, Isidro de la Cal, en una ruta que hacía desde Madrid hasta La Coruña, estaba todo el día en la carretera.
De esta empresa pasó a trabajar como repartidor domiciliario para la primera empresa de distribución y venta minorista de España (1968). A los dos años pasó a la división de muebles de la misma empresa. A los dos años le ascendieron a subjefe dado su conocimiento del mundo del transporte. En el año 1975 murió su jefe, justo con el cambio en la Jefatura del Estado, momento en el que los sindicatos entraron en acción creando una alta conflictividad laboral, a lo que la empresa para la que trabajaba Diego decidió externalizar el servicio de transporte y reparto. En ese momento fue cuando decidió hacerse empresario y comenzó a trabajar para esta misma empresa como proveedor. Esta primera empresa se llamó Transportes DAM, las iniciales de los tres socios fundadores, y comenzó a operar el 30 de mayo de 1979.
En los años sucesivos la empresa de Diego, Transportes DAM, fue creciendo al mismo tiempo que lo hacía la empresa para la que trabajaba en exclusiva, montando otras empresas como Distribuciones DAM y posteriormente Servicios DAM. Llegó a tener más de 200 personas en nómina y ante el riesgo de depender de un solo cliente, decidió abrir la empresa a otros clientes, lo que ayudó a la expansión.
En el año 1990, por diferencia de criterios con sus otros dos socios que no querían expansionar la empresa, se repartieron las distintas empresas, quedándose Diego con Distribuciones DAM. Nos cuenta Diego que las personas con las que comenzó su aventura se han jubilado con él. Conocer en persona las dificultades inherentes a un trabajo es muy importante a la hora de valorar a tus trabajadores.
En el año 1993 llegó una de las crisis económicas más fuertes que hemos vivido en España, y gracias a las excelentes relaciones que mantuvo tanto con grandes proveedores, como con los bancos y con los trabajadores pudo salir adelante.
En la evolución del negocio, en el año 1996 con la llegada de Aznar al gobierno, la empresa comenzó a salir adelante, y tomó la decisión de ofrecer a una parte de sus trabajadores, los que formaban el comité de empresa, el que se hicieran autónomos y trabajaran para ellos mismos, asegurándoles el trabajo, también les facilitó los camiones y la financiación de todos los gastos que la operación conllevara. De esta forma mató dos pájaros de un tiro, se quitó de un plumazo todos los problemas laborales y aumentó notablemente la productividad. Desde ese momento y con el apoyo de todos los trabajadores no volvieron a entrar los sindicados en su empresa. Las negociaciones laborales se llevan a cabo entre los propios trabajadores y la empresa.
En la actualidad la empresa la dirige su hija junto con un gran equipo directivo muy joven, que tienen participación en la empresa, aunque Diego sigue yendo por la empresa todos los días y para él, lo más importante de su empresa es su gente, sin ellos nada hubiese sido posible •