Votar sin revotar

Redactado por: Miguel Sainz
17-03-23

Se acerca la ciclogénesis electoral y los vientos huracanados de los partidos, junto con las voces de los políticos, provocarán que los electores busquen refugio en las urnas. 2023 es un año climatérico. El último de un gobierno mendaz. No abundemos por favor. Hartos estamos.

En la democracia ¿quién elige a quien?, ¿son los electores libres o son rehenes de la propaganda?. La realidad es inversa. Los electores no eligen a los políticos, son los políticos los que eligen a sus electores. Para este menester construyen un sistema político capaz de engañar de forma sucesiva a los votantes. La democracia consiste en depositar una papeleta en una vitrina, un momento efímero que apenas dura unos segundos que da derecho a la casta política para extraer de nuestros bolsillos cerca del 54% de nuestro esfuerzo laboral. ¡Menudo negocio!. ¡El secreto está en la pasta! ¡Unos la trabajan y otros la amasan!. Todo tiene su explicación.

Existen electores militantes, votan al partido en el que militan. ¡Ojo!, algunos votan a otro partido. También encontramos a los electores fieles que no cambian su voto ni por asomo, pase lo que pase. Los abstencionistas opinan que los políticos son todos iguales. Los hay que se dan el paseo y votan en blanco, algo que debería ser afeado por ser un comportamiento racista.

Los sádicos dan un voto de castigo. Los nulos son inútiles frente a los que depositan un voto útil, normalmente asociado a los partidos caviar, una variedad más entre los que disfrutan con los moluscos. Luego existen electores que votan a partidos raros como el denominado Partido Raro. ¡Caramba!, la genética política crea malformaciones electorales.

Vemos muchos modelos de votantes y en el concesionario democrático, los políticos pueden elegir entre unos pobres en prestaciones intelectuales o bien dirigirse a otros más cultivados, a jóvenes o desempleados, transgéneros o regenerados, es lo mismo, el mercado político ofrece muchas oportunidades en las rebajas electorales.

En Valdepiélagos ya han elegido a su alcalde. No hay partidos, PP y PSOE han renunciado a presentar candidatos. No se comen un colín. Los vecinos lo tienen claro, los partidos sobran cuando se trata de administrar su propio bienestar municipal. Es un caso único de democracia única. En algún momento habrá que empezar a transformar la pandemia política. A veces es mejor votar sin volver a votar a los mismos •

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