Gente tóxica

Desde mi jubilación, dedicado a mis amigos y compañeros que aún están en activo.

Redactado por: Miguel Fernandez
18-03-21

“El descalificador tiene como objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir nada ante los demás, para que de esta forma él pueda brillar y ser el centro del universo”. Bernardo Stamateas

La oxicidad es mas contagiosa que el propio covid-19. Esto tuve que aprenderlo costándome muchas noches de insomnio, dolores de estomago y somatizaciones. En mi trabajo he conocido personas maravillosas que se han convertido en amigos para siempre pero también, no existe la luz sin las sombras, tuve que convivir con compañeros chismosos, criticones … que no hacían más que quejarse; con jefes que pedían memorándum e informes permanentemente que luego no leían, solo para demostrar autoridad y que aplaudían desprecios y agresiones morales sutiles en un entorno obligado de largas jornadas laborales. Hoy sigo cruzándome con personas tóxicas en mi vida de jubilado pero no sujeto a esa obligación de convivencia forzada, puedo mantenerlas a distancia sin estar obligado a hacerlas frente. 

Una persona tóxica es aquella que se permite evaluar tus actos, tus palabras, incluso tus silencios. Son personas de las que tenemos que apartarnos por salud mental y personal.

Pero si la gente tóxica es peligrosa debemos considerar que cualquiera de nosotros podemos convertirnos en una de ellas .

Frente a dos posturas enfrentadas , la de Hobbs, filosofo ingles (SXVII) de que el ser humano es malo por naturaleza, o la de (el buen salvaje de Rousseau (SXVIII), que defiende que el estado de naturaleza lo pueblan buenos salvajes, y que es el egoísmo, el deseo de propiedad y la competencia lo que lo corrompe.

 Yo me identifico más con el pensamiento de  Freud que  reconoce ambos impulsos como constitutivos, y el de  Erich Fromm que ofrece una respuesta aglutinadora; no se puede decir que el hombre es bueno o malo, sino que existe un conflicto existencial. Por un lado, somos animales con instintos, pero a diferencia de ellos, nuestros instintos no son suficientes para sobrevivir. En cierto modo, resulta que somos los animales más vulnerables. Por eso nos organizamos en comunidades que nos dan protección y seguridad.

Para poder formar parte de la sociedad utilizamos nuestra razón para llegar a acuerdos y consensos. Nadie es bueno o malo y menos de forma permanente, sino que hacemos cosas buenas y malas. Son las decisiones las que nos ponen a prueba, de modo que, al optar, lo hacemos por aquello que nos humaniza o no.

 Esperando  ayudar a identificar a las personas que actúan con toxicidad y evitar imitarles, cosa que solo conseguiría deshumanizarnos y hacer daño a los demás, aquí dejo algunos aspectos de comportamiento tóxico del que no nos libra la mascarilla pero si la distancia …

La gente tóxica es neurótica manifestando su necesidad de reconocimiento y aceptación. Y esto convierte a este tipo de gente en conflictiva, agresiva, egoísta, extremista…Los tóxicos son mediocres, suele colocarse junto a alguien que ostente la autoridad, viven constantemente con el miedo a arriesgarse y con el miedo a perder. Centran su vida en el poder, el dinero o el sexo, suelen ser clasistas, intolerantes e irrespetuosos con opiniones distintas a las suyas.

La persona tóxica genera sentimiento de culpa, es envidiosa y descalificadora, interpreta el papel de amigo, compañero o hermano, fingiendo estar interesado en lo que hacen los otros siendo irónico y sarcástico. Exagera los defectos del prójimo minando constantemente su autoestima.

La gente tóxica es autoritaria y orgullosa, manipuladora falsa, intimidatoria, mordaz, sarcástica, se disfraza mediante el uso de máscaras de poder y de superioridad buscando la debilidad y vulnerabilidad de su víctima obligándola inconsciente a ser y hacer lo que ella quiere. Su único objetivo es destruir y para conseguirlo fomenta el acoso moral y la agresividad verbal.

Es importante recordar cuando nos enfrentamos a la gente tóxica individualmente, podemos mejorar lo que no nos gusta de nosotros mismos, pero no podemos cambiar a los demás. Ante estas personas solo podemos hacer dos cosas: evitarlas o enfrentarnos a ellas.

Muchos preferimos huir de la gente tóxica, pero cuando no te queda más remedio que lidiar con alguien así, lo mejor es buscar la manera de hacerlo de manera inteligente pues las personas tóxicas siempre encuentran el modo de soltar su negatividad. Intentemos no caer en su red. Ignorémosla sabiendo que va a buscar nuestra atención  intentando provocarnos. Una estrategia habitual de la gente tóxica es ridiculizar a su objetivo en público; no hay que dejarse provocar por sus interrupciones, sus comentarios o sus acciones. Hay que ser paciente, siendo asertivo si ha llegado el momento de marcar un límite.

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 Si establecemos los límites podremos controlar gran parte del desorden que provoca.  

Ante una persona tóxica hay que procurar no contagiarse.

No valen razonamientos ni explicaciones. Hay que dejar las cosas claras, con mano izquierda pero tacto firme, manifestando nuestra autoridad legítima en nuestras decisiones. 

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