OPINIÓN
Ali (I)
Unos niños corrían bulliciosos tras un aro, bajo un sol cegador y la aridez anaranjada de aquellas polvorientas y desérticas calles que ni las moscas se atrevían a cruzar.
- Sahib Alí, todo el mundo habla de ello: los hermanos ya están dispuestos contra los infieles a morir por Alá y el Profeta.
Meditabundo y sentado sobre un alfeizar de su casa, Alí alza la mirada hacia el rostro barbudo que enardecido se dirigía a él.
- Esto está llegando demasiado lejos Sayf … el Profeta no escribió nada sobre matanzas gratuitas y menos a civiles inocentes mujeres y niños, dijo que la guerra sólo se justificaba en defensa propia y nos dejó 10 reglas y muchas reseñas que no pueden justificar una acción así.
- Todo es relativo para ellos según su conveniencia, son corruptos y débiles, adictos al bienestar, a los placeres, a consumir lo innecesario, a los vicios… al alcohol, la droga, la pornografía, y a toda clase de excesos… Son pervertidos y sucios, sin recta moral.
- No todos. Además… ¿Quieres que nosotros también seamos relativistas interpretando las Escrituras Sagradas?
- Bah… ellos solo son infieles, la mayoría se creen dioses, no reconocen otra divinidad que el dinero y la vileza, no ayunan, ni peregrinan, ni reparten limosna ni oran ni confiesan otra fe que su materialismo. Han extirpado de sus vidas el sacrificio, la fe, la voluntad, la lealtad y el sentido de unidad. Y lo que es más grave, son ya incapaces de entender otro modo de vida.
- Si así quieren ellos escribir su destino, es suficiente con esperar que caigan de su atalaya – argumentó Alí en un intento frustrado de calmar la ira de su amigo, que cada vez más indignado continuó –.
- No escuchan ni a sus ancianos ni a sus sabios, pero sin embargo cualquier imbécil o ladrón puede llegar a ser su líder, en cualquier nivel de sus jerarquías.
Son impuros prodigando públicamente cualquier perversa forma de relación sexual, y seguidamente le dan acogida en sus estúpidas leyes en contra de su propia naturaleza, es más, no quieren tener hijos e incluso los matan antes de nacer. Nos lo ponen fácil; cada vez son menos numerosos, más vulnerables y más cobardes.
- … y están más enfrentados. Pero ese no es nuestro problema. Si están buscando su extinción, ¿qué es lo que te preocupa?
- Que los súbditos de Alá, debemos cumplir Su voluntad
-¿Qué voluntad? ¿La de los fanáticos radicales o la Suya?
El mismo Alá definió a la comunidad musulmana como la comunidad de la moderación. Los que actúan de manera extremista están actuando en contra de las normas islámicas. ¿No dice el Corán que quien mata a un inocente es igual de culpable que quien mata a toda la humanidad? El Profeta nos enseñó el perdón como valor fundamental. Las acciones violentas corrompen nuestra fe.
- La vida de los infieles… se basa en el antojo individual del momento y en las apariencias sin un objetivo sublime como el nuestro. – balbució obcecado –
Sus medios publicitarios les convencen que si no poseen lo que les quieren vender, serán desgraciados, y los medios de comunicación están al servicio de sus poderosos. ¡Su voluntad está hipotecada por el materialismo!.
- Es otra cultura Sayf, en ocasiones no muy distinta a la nuestra. ¿Te recuerdo cómo perdimos Al-Andalus?, muerto Almanzor, la ambición nos llevó a formar unidades administrativas y militares cada vez más débiles a cargo de reyezuelos sedientos de poder y de fasto. Fue el principio del fin de nuestro Califato de Córdoba. Precisamente fue la fe de los cristianos la causante final de nuestra derrota.
- ¡Pero eso, no volverá a suceder!.
- ¿tú crees? – preguntó divertido Alí–
- Nuestra unidad está sellada con la Shahada que susurramos al oído al recién nacido y al moribundo –afirma solemnemente mientras su dedo índice apunta nervioso al cielo–.
Alí quiso contestar, pero el muecín llama desde el alminar al magrib, cuarta y penúltima salat u oración del día, toda vez que el sol se hacía gigantesco en el horizonte dibujando el bello contorno de la mezquita mientras se alargan las sombras hasta cubrir de noche estrellada las humildes casas del lugar. Entre tanto, los fieles alaban la grandeza del dios que les une y hace grandes bajo una fe que occidente perdió hace siglos.