CULTURA
El Viejo Molino
En los veranos de mi infancia bajaba en bicicleta con mis primos al arroyo de la Vega a coger renacuajos y mojarnos los pies en esa agua, aun no tan degradada como ahora; recuerdo que siempre me atrajo la mirada las ruinas del viejo molino cerca de la desembocadura del arroyo de la Madre, en el arroyo de la Vega. Imponente, erguido en un pequeño montículo, desafiando el paso de los años, también de siglos, y con un aurea de romanticismo al volar la imaginación en su antigua utilidad: Hacer harina para la elaboración del pan.
Tras la reciente actuación de limpieza del Comando Málaga en ese lugar, y el descubrimiento de una fecha de 1585 inscrita en la base de una piedra de granito y de difícil acceso, mi interés se ha ido acentuando. Esta inquietud me ha llevado a investigar sobre el pasado de este molino, y los molinos de cubo de la provincia de Madrid.
Los pueblos de la región de Madrid se autoabastecían en los siglos pasados de pan, entonces un alimento imprescindible. En cambio la capital estuvo muchas veces desabastecida, a pesar de que bastantes poblaciones situadas a cierta distancia de la corte, estuvieron obligadas durante cerca de 2 siglos a suministrar lo que se llamó “pan de registro”.
Ya en 1630 todos los pueblos comprendidos dentro de 20 leguas de la capital (casi 100 km), tuvieron forzosamente que aportar el número de fanegas semanales de pan que se les asignó, de acuerdo al número de vecinos y posibilidades económicas que tenían. A pesar de eso, en muchas ocasiones el pan llegó a escasear, o incluso faltar en Madrid.
Esa escasez dio lugar, a veces, a graves desórdenes, como el de 1699 que produjo la caída política del conde de Oropesa, o al motín de Esquilache en marzo de 1766, tras la falta de pan producida por las malas cosechas de los 2 últimos años. Una de las causas de esa escasez de pan, fue la falta de moliendas, a pesar que las autoridades se encargaron de que los molinos instalados en ríos y arroyos, estuvieran siempre activos.
En los ríos de la provincia de Madrid, y en los principales arroyos que desembocaban en ellos, hubo antiguamente numerosos molinos harineros. La toponimia nos recuerda donde estuvieron muchos de ellos, así tenemos 2 nombres de pueblos relacionados con esta actividad, como Arroyomolinos y Los Molinos.
En nuestro municipio, cuenta las Relaciones Topográficas de Felipe II, que en la Villa de Odón, existían en el siglo XVI (1) tres molinos propiedad del conde de Chinchón, en un arroyo cercano a la población, llamados la Mina, Berrocal y Bispo, donde acudían a moler los vecinos de Sacedón de Canales, y los de Odón.
A veces la capacidad de los molinos para moler disminuía, porque el agua era aprovechada río arriba para regar. Los vecinos de la sierra (Cercedilla, Los Molinos, etc) empleaban el agua del Guadarrama para regar sus prados y huertos, esto impedía moler a los vecinos de las Rozas. En Villanueva de la Cañada tuvieron que dejar de moler más tiempo que el de costumbre, pues las aguas del río Aulencia se empleaban en las obras de El Escorial y sus Jardines.
En el cauce del arroyo de la Madre (¡qué nombre tan bonito!) aún existe un pequeño dique, unos 300 metros más arriba, que hacía estas funciones y que está construido con los mismos materiales que el molino: granito y ladrillo. Actualmente abandonado a la maleza y a la suciedad, pues ha sido elegido como lugar de botellón que los jóvenes practican en este paraje.
Volvemos a tener noticias de estos 3 molinos en 1712, y así está reflejado en el archivo municipal, cuando el alcalde D. Manuel Falconi, acompañado del funcionario Tomás Ricote, encargado de controlar los pesos y medidas de los productos, y de Manuel de Heredia, alguacil del escribano del concejo, acuden a inspeccionar la taberna, mesón, tienda, carnicería y los citados molinos.
Ya con posterioridad a mediados del siglo XVIII, el catastro del Marqués de la Ensenada, nos informa de nuevo que en el término municipal existían 3 molinos harineros de una sola piedra y cubo. Dos de ellos propiedad del infante don Felipe, quien los tenía arrendados a Manuel Carnicero y Manuela Aguado, con el precio de 320 fanegas de trigo anuales. El tercero era propiedad de Juan Antonio Parada, que a su vez lo tenía arrendado a Manuel Ortega en 1.500 reales. El citado catastro también informa de la existencia de un batán (máquina destinada a transformar los tejidos abiertos en otros más fuertes, y también movida por la fuerza del agua), propiedad del alcalde de entonces José Camacho, y arrendado en 700 reales.
Hoy, solo contamos con unas ruinas desamparadas, expuestas al paso del tiempo, al olvido, pero orgullosas de su pasado e historia, que deberían ponerse en valor y rescatar del abandono •
(1) El profesor Alejandro Peris Barrio concreta la siguiente fecha. “En 1575 el conde de Chinchón tenía 3 molinos en un arroyo cercano a Villaviciosa de Odón…”
Fuentes:
-Alejandro Perís Barrio Historiador nacido en Madrid en el año 1933, realizó la carrera de Magisterio. En 1970 se licenció en filosofía y letras, doctorándose en 1988. Desde 1977 fue profesor de historia en varios institutos de bachillerato, y catedrático de historia en el instituto “los Rosales” de Móstoles. Es un estudioso de los oficios antiguos y tradiciones de Madrid. Fue premiado por la Comunidad de Madrid por un trabajo titulado “Arriería y carretería en la provincia de Madrid”.
-Archivo Municipal de Villaviciosa de Odón.