Las moras. ¿Son todas iguales?

Redactado por: Marcelo Aroca
15-09-21

Quien no ha cogido moras en verano en las zarzas de los bordes de los caminos al ir a dar un paseo y quien no ha oído alguna vez a nuestros padres decirnos cuando éramos pequeños “límpiate los morros que los tienes moraos”, de tanto atiborrarnos a comerlas. Tan dulces, con su característico color negro púrpura que incluso cuando todavía estaban rojas y sin madurar, ya las estábamos cogiendo y metiéndonoslas en la boca a pesar de estar aún duras y ácidas.

Todavía recuerdo, mi primer paseo en borrico estando de veraneo y como el “jodío” me iba restregando por las zarzas para que me pinchara con ellas, cuando todavía íbamos con pantalón corto, parecía como si entendiese el animal, “sabía latín”. O quien no ha ido a temprana edad a coger hojas de morera de los árboles de nuestro barrio para dar de comer a los gusanos de seda que teníamos en una caja de zapatos debajo de nuestra cama criando y engordando y de paso cogíamos las dulces moras colgando en racimos de las mismas ramas que nos hacían perder el apetito de la comida que nos esperaba en casa. Como podéis ver, las moras no son todas iguales y proceden de distintas plantas o árboles, además de tener también otras diferencias en sus formas, texturas, sabores e incluso distintos usos. Vamos a ver algunas de estas diferencias de manera sencilla y resumida para que la próxima vez que las veáis, para los que dudabais o no las conocíais del todo, no se os olviden nunca más.

Las moras de los árboles de Morera proceden de un tipo de árbol perteneciente a la familia Moraceae, donde existen actualmente diversas variedades que agrupan hasta siete especies, cuatro de ellas son asiáticas y tres americanas del norte, de las cuales los árboles de morera más difundidos y conocidos actualmente son; la morera blanca (Morus alba) con moras blanco-rosadas y moral o morera negra (Morus nigra) con moras negruzcas. El tipo de moras que dan estos árboles son infrutescencias que no tienen nada que ver y que no se debe confundir a pesar de tener cierto parecido con las moras de la Zarzamora (Rubus ulmifolius) que son el fruto de su única flor y es un arbusto caducifolio que pertenece a la familia de las rosáceas. Vamos a ver de forma resumida algunas de sus principales características y como diferenciarlas.

Zarzamora (Rubus fruticosus)

Es una de las especies perteneciente al género Rubus y a la familia de las Rosáceas, con más de 250 especies ampliamente distribuidas por toda la Península Ibérica, Islas Baleares y Canarias y por todas las zonas templadas del hemisferio Norte. La zarzamora es una planta silvestre con forma de arbusto con ramas leñosas, espinosas, delgadas, flexibles y nudosas que tiende a desarrollarse de forma rastrera sobre la superficie del suelo, sus hojas son dentadas y también espinosas, las flores son de color blanco-rosado y en verano comienzan a aparecer sus frutos, las moras, que inicialmente son de color verde que se van volviendo rojas y al final cuando maduran negrasvioláceas y donde su pariente más cercano es la frambuesa.

Las moras de la zarzamora, no son un fruto realmente si no una infrutescencia compuesta por muchas drupas (que son pequeños frutos carnosos con forma redondeada que tienen en su interior una única semilla), así, podríamos decir que cada granito de la mora es un fruto y todas ellas componen la infrutescencia. Su crecimiento es muy rápido e invasivo ya que puede multiplicarse vegetativamente generando raíces desde sus ramas y es fácil encontrarla a lo largo de riberas de arroyos, zonas de bosques y matorrales, en setos y terrenos baldíos que suelen ser fértiles y bien drenados.

Morus alba (Morera blanca), Morus nigra (Morera negra)

Son especies arbóreas que pertenecen a la familia de las moráceas que agrupan hasta siete especies, cuatro de ellas asiáticas y tres americanas del norte, de las cuales los árboles de morera más difundidos y comunes son los ya mencionados anteriormente. Sus árboles se desarrollan en forma globosa llegando a alcanzar los 10 m. de altura y algo más de 15 m. en la variedad alba. Las hojas que cubren las ramas tienen forma acorazonada o incluso lobulada en otras especies, con un característico borde dentado, un llamativo brillo en el haz de la hoja y son uno de los principales alimentos de las orugas de los gusanos de seda.

Los frutos de la morera (Morus alba), las moras, suelen ser de color blanco o rosado al madurar y no negros, como en el moral (Morus nigra) y crecen en racimos de varias drupas pequeñas colgando de las ramas. Aunque comestibles en ambos casos, los de la morera negra son mucho más sabrosos, más dulces y con un color negro púrpura. Son árboles originarios del suroeste de Asia y se introdujeron en Europa, fundamentalmente para la cría de los gusanos de seda. Los árboles se adaptan a distintos tipos de há bitats, aunque con preferencia a suelos profundos, fértiles y poco ácidos.

Una vez que sepamos reconocer perfectamente las plantas, es conveniente seguir una serie de recomendaciones en la recolección que hagamos, tanto para identificar correctamente los frutos (las moras) y estar seguros de que no son especies tóxicas, como evitar recoger los frutos que crezcan de las plantas en terrenos de zonas industriales, bordes de carreteras o suelos contaminados, debido a que pueden contener sustancias químicas nocivas procedentes del ambiente, por lo que será necesario siempre realizar un lavado previo en agua antes de comerlas.

Principales usos y consumo de las moras

Las moreras son usadas como árboles y plantas ornamentales y es de sobra conocida la recolección de las hojas como alimento del gusano de la seda. Pero también sus frutos, las moras, están considerados como uno de los alimentos más saludables que podemos incorporar en nuestra dieta ya que proporcionan innumerables propiedades de lo más saludable.

En alimentación son diversas las formas de consumir las moras y también tienen diferentes usos y aplicaciones como alimento, las moras procedentes de las moreras pueden consumirse directamente o elaborarse con ellas confituras, productos de pastelería, jarabes o mediante fermentación obtener bebidas alcohólicas. Los frutos de la zarzamora además de poderse consumir al natural, son ideales para mermeladas, confituras, fabricación de licores, té casero y jugos naturales.

De la zarzamora, el extracto del fruto (la mora) y los extractos de las hojas y raíces se usan en cosmética como astringente, tónico y acondicionador o reparador de la piel y en la industria textil como tinte debido al color morado intenso y diversas tonalidades grisá- ceas que proporciona el jugo del fruto. Las ramas verdes, hojas y raíces además proporcionan coloraciones que van desde un negro hasta amarillento, pasando por colores intermedios como marrón y finalmente los frutos, proporcionan diferentes pigmentos destinados a colorantes y saborizantes alimenticios. Por último destacar la excelente madera de los árboles de la morera que se ha venido utilizando tradicionalmente en carretería, tonelería, ebanistería y accesorios de herramientas.

Las moras como plantas medicinales y terapéuticas

Desde el punto vista de la medicina natural tanto a la morera como a la zarzamora le son reconocidas numerosas propiedades beneficiosas para la salud. Para los usos medicinales se utilizan las hojas, los botones florales, los frutos y, en menor medida, la raíz.

En general las moras son beneficiosas para personas que necesitan dietas hipocalóricas, control de peso o dietas de adelgazamiento, en los casos de estreñimiento han de consumirse maduras y por el contrario en caso de diarrea se deben de tomar no maduras debido a que muestran un buen efecto astringente. Son aconsejables para personas con problemas cardíacos, colesterol elevado, hipertensión o diabetes ya que ayudan a regular la glucosa en sangre y a combatir la diabetes de tipo II, muy aconsejable en caso de afecciones bucofaríngeas y dolores de garganta; personas con problemas circulatorios o afecciones de la piel; personas con lombrices para favorecer su expulsión y en casos de reumatismo, gota o artritis; en personas con estados febriles y debilitamiento. Su consumo permite mejorar y prevenir problemas de visión, favorecen la circulación sanguínea y regulan el azú- car y el colesterol. Además de mostrar buenas propiedades anticancerosas, antiinflamatorias y antienvejecimiento, se usan también como remedio de infecciones renales, las hojas son un buen remedio para el tratamiento de llagas y heridas de la piel y tienen buenas propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.

No obstante, también muestran efectos secundarios y contraindicaciones, además de que hay posibilidades de tener reacciones alérgicas al consumirlas, están contraindicadas y se debe evitar su consumo en embarazos, se debe tener especial cuidado en personas con diabetes debido a que pueden bajarse los niveles de glucosa muy rápido y puesto que lo ideal es tenerla estable, tanto la falta como el exceso de glucosa en la sangre puede repercutir contra la salud. Por último, conviene recordar que todas estas aplicaciones terapéuticas y medicinales que se reportan de forma tan positiva para la salud, siempre se deben seguir de acuerdo al consejo médico o farmacéutico •

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